Longwu en las Cuatro Estaciones

Longwu se encuentra en el suroeste de Hangzhou, limita al este con las colinas del Lago del Oeste y al oeste con el Parque Nacional Forestal de Wuchaoshan. Sus colinas de té son bajas y están rodeadas de montañas, con un terreno que forma una especie de embudo. Longwu cuenta con más de 14,000 mu (aproximadamente 933 hectáreas) de plantaciones de té, siendo la mayor zona protegida de origen del té Longjing del Lago del Oeste.

Las montañas circundantes están cubiertas de alcanforeros, árboles de lluvia dorada, cedros chinos y bambú moso. En las tierras llanas y colinas intermedias se cultivan exclusivamente arbustos de té Longjing. Estos árboles de hoja perenne visten a Longwu de un verde exuberante durante las cuatro estaciones. En el centro se ubica el embalse del Templo Guangming, al que conecta un camino en forma de L que une el pueblo de Hejia, el embalse y el pueblo de Shangchengdai.

La primavera es cuando Longwu luce más encantador: brotes de té verde brillante emergen mientras una brisa suave acaricia el rostro. Desde lo alto de las colinas se observa un mar verde ininterrumpido, donde grupos de recolectores de té añaden vitalidad al paisaje sereno. Al rodear una colina, aparece otra cubierta de campos de té, con algún árbol solitario que, aunque aislado, aporta un encanto singular.

La primavera también es la estación más ajetreada de Longwu. Llegan recolectores de otras regiones, y turistas de todo el país junto a residentes de Hangzhou abarrotan el lugar. El pequeño pueblo, con solo tres carreteras principales, se llena de vehículos. Los agricultores deben encargarse de procesar y vender el té, además de gestionar casas de té, alojamientos rurales y restaurantes campestres. Muchos de ellos, ya convertidos en empresarios, han dejado de recolectar personalmente el té, delegando esa tarea a trabajadores de provincias como Anhui y Henan. Se les proporciona comida y alojamiento, con un salario base diario de 260 yuanes, más bonificaciones por rendimiento.

Durante el caluroso verano de Hangzhou, los campos de té vuelven a quedar en calma. Los agricultores se dedican principalmente al procesamiento y venta del té, y casi no realizan mantenimiento de las plantaciones. Tras la cosecha de primavera y antes del pleno verano, recortan las copas de los arbustos de té con sierras eléctricas, permitiendo su crecimiento libre durante la temporada. Algunos agricultores más cuidadosos colocan mallas de sombra para evitar que el sol queme las hojas. Otros aprovechan el tiempo para remodelar sus viviendas. Las casas suelen tener tres pisos: en la planta baja se almacenan y procesan las hojas; el segundo piso es la residencia habitual; y el tercero, con hermosas vistas, se acondiciona como alojamiento para huéspedes. Algunas viviendas desocupadas son alquiladas a empresas profesionales para realizar reuniones, comidas o estadías.

A comienzos del otoño, el clima sigue siendo caluroso y bochornoso. Solo después del feriado del Día Nacional en octubre, Longwu empieza a refrescarse. Los jardines de té, antes silenciosos, vuelven a llenarse de vida. Los ciudadanos, tras haber pasado el verano confinados, regresan a pasear entre los campos de té y a disfrutar de la comida rural. Amigos se reúnen en casas de té, preparan infusiones de Longjing o Jiuqu Hongmei, y pasan la tarde jugando mahjong o cartas. Los amantes del senderismo recorren rutas como la que inicia en el embalse del Templo Guangming, sigue un camino de tierra entre los campos de té, asciende al monte Huangmei, alcanza el pabellón Huangmei en la cima, continúa por la cresta hacia la roca Feifeng, y desde allí baja hacia el pueblo de Hejia, retornando a la entrada del pueblo de té. Son unos 10 kilómetros que se recorren en aproximadamente 3.5 horas.

En el camino entre el pueblo de Hejia y el embalse del Templo Guangming, el departamento de turismo local ha creado una pequeña calle peatonal. A un lado se ofrecen variados bocadillos y dulces de té, y al otro, una fila de asientos al aire libre. En los soleados días de invierno, los visitantes pueden tomar el sol mientras preparan té alrededor del fuego, disfrutando del verdor de los campos de té que permanece incluso en los grises días invernales.