El pensamiento también necesita renovarse
Preludio
Ayer fue Qixi, y vi a varias parejas jóvenes caminando con rosas.
Esta mañana recordé de golpe la leyenda del Boyero y la Tejedora. En la versión que guardaba en la memoria, el Boyero le roba la ropa a la Tejedora mientras se baña; así ella no puede volver al cielo y termina casándose con él. Me pareció puro abuso y robo. ¿Cómo hemos acabado con un relato así en el folclore? ¿Será por eso que, en el condado de Qixian, un joven que robó una sandía y los agentes que lo defendieron creen que «robar» es solo «coger»? Quise escribir un texto criticando la historia.
Pero al revisar documentación descubrí que existen muchas variantes, y ninguna es tan simple como la mía. Casi todas introducen dos giros clave —un destino trazado en otra vida y el buey parlante— que hacen que el gesto de tomar las prendas parezca inevitable. Yo había guardado la versión más descarnada, llena de agujeros.
Reflexión
Así que no se trata de cuentos, ni de «gente roba-sandías» ni de policías condescendientes. El problema soy yo.
Cuando somos niños repetimos con orgullo «mi papá dijo…». De adultos ya no lo proclamamos, pero la lógica de fondo sigue allí: lo que contaron nuestros padres debe ser verdad, sobre todo si son datos cotidianos o historias del pasado.
El pensamiento rígido y la soberbia nacen del empirismo puro. Hablamos y actuamos guiados por nuestros valores, marcos mentales y saberes, pero la fuente primera de todo eso no es necesariamente confiable. El folclore nos llega como cuento o cómic; basta un error en la narración o en nuestra memoria para que lo que recordamos no coincida con los hechos. Como parecen historias menores, nunca las revisamos, y así arrastramos conocimientos equivocados.
Práctica
Quien tiene un corazón amplio sabe acoger. Ser humilde, prudente e inclusivo no es una consigna vacía. Reconoce tus límites y la fragilidad de la memoria para actuar con modestia, hablar con rigor y mantenerte dispuesto a aprender.
No creas a ciegas en ninguna voz. Lo que vemos, lo que escuchamos de nuestros padres, maestros o libros puede estar mal. Para entender un concepto o un hecho conviene volver a la fuente, seguir su evolución y contrastar información de múltiples lugares; solo así nos acercamos a la verdad, sobre todo en ciencias sociales e historia, que muchas veces escriben los vencedores.
Actualiza tu conocimiento de forma periódica. El saber científico avanza, en especial en astronomía, tecnología de la información, ciencias de la vida y medicina. Tal vez las teorías no se den vuelta por completo, pero la tecnología mejora día tras día. La tasa de supervivencia a cinco años de la leucemia subió del 14 % en la década de 1960 al 64 % en 2007, y aun así mucha gente cree que es incurable. Si no renovamos nuestra mente, permanecemos atrapados en conclusiones caducas.
Publicado el: 2 de ene de 2019 · Modificado el: 20 de nov de 2025
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