¿Qué principios siguen los grandes inversores?
The Big Short cuenta cómo, tras la creación de los valores respaldados por hipotecas en 1972 por Lewis Ranieri (lo que Charlie Munger llama «alta ingeniería financiera» en Poor Charlie’s Almanack), el mercado inmobiliario de EE. UU. prosperó hasta las vísperas de la crisis subprime de 2008. Un grupo de «outsiders», mediante investigación profunda, concluyó que el mercado colapsaría y lo vendió en corto. Al revisarlo hoy, apunto aprendizajes desde la óptica del inversor.
La inversión en valor es la raíz de toda inversión —larga o corta— y su esencia única es detectar activos mal valorados. El Dr. Burry —ese «médico rockero»— vio en los datos hipotecarios la gran proporción de préstamos subprime de alto tipo y alto riesgo. Si se reindexaban los tipos y los impagos superaban el 15 %, el valor de las MBS caería a cero. Otros dos equipos, con métodos propios, llegaron a la misma conclusión.
Pensamiento y juicio independientes. Burry leyó contratos y estadísticas hipotecarias para encontrar grietas del sistema. El equipo de Mark, tras oír del riesgo subprime, no actuó solo por el aviso: visitaron urbanizaciones en las afueras, hablaron con agentes y primero tomaron una posición BBB pequeña de 50 M$ en Garibaldi. Tras el foro estadounidense de titulización, al ver la connivencia entre gestores de CDO y Merrill Lynch, ampliaron a 500 M$ en CDO.
Usar apalancamiento —con prudencia— para amplificar retornos esperados. Burry comprometió toda la caja del fondo y encargó a varios bancos estructurar 200 M$ en CDS hipotecarios. El equipo de Ben consiguió un ISDA gracias a contactos en Deutsche Bank para apalancarse.
Confiar en tu criterio y mantener la convicción. El equipo de Charlie se arriesgaba a volver a cero si fallaba; Burry afrontó reembolsos masivos. Ambos se mantuvieron en su tesis, concentraron posiciones y esperaron la rotura del mercado.
Ser fiel a tus principios. Charlie compró opciones baratas de baja probabilidad porque cree que «la gente infravalora sistemáticamente las malas probabilidades», convirtiendo 110 000 en 30 millones. En la crisis subprime, el mismo principio los llevó a comprar CDS AA —muy populares— y a ganar a lo grande.
Escepticismo con los datos de los interesados: solo lo que cotiza es «real». Los agentes maquillan créditos por comisiones; las agencias ceden por competencia y beneficio; los gestores de CDO, supuestos representantes de los inversores, van de la mano de la banca de inversión.
Desconfiar del argot que pretende impresionar. A las finanzas les encantan los términos rimbombantes para proyectar competencia. Detrás de la complejidad hay reglas sencillas del mundo. El inversor honesto admite su ignorancia y examina la lógica tras lo que solo parece correcto.
Publicado el: 8 de oct de 2025 · Modificado el: 26 de oct de 2025