iDiMi
Cambiar idioma
Cambiar tema

Sin rojo no compro, sin verde no vendo

iDiMi—Sin rojo no compro, sin verde no vendo

Un inversionista minorista visitó un monasterio para pedir orientación.

Inversor: Maestro, hoy me di dos bofetadas.

Monje: Si te golpeas, tu rostro se hincha. Por acción y reacción, también te dolerá la mano. ¿Qué te llevó a culparte tanto que terminaste maltratándote?

Inversor: Solté una acción en la que confiaba. Después de vender, se disparó y estoy lleno de arrepentimiento.

Monje: Si tus entrañas se ponen verdes de remordimiento, siempre puedes tomar un poco de Hoja Doble Ojo de Dragón para purgar la acumulación.

Inversor: Hablo de acciones, no de mis intestinos. Maestro, por favor, escuche con atención.

Monje: Una acción es como una flor. Cuando no la miras, reposa en silencio con tu corazón. Cuando la miras, sus colores se encienden de pronto.

Inversor: Maestro, hablo de acciones, no de la filosofía de Wang Yangming. Se lo ruego, escuche de verdad.

Monje: Entonces, ¿qué pasó con tu acción?

Inversor: La vendí demasiado pronto. Una alcanzó dos subidas con límite consecutivas después de comprarla; dejé un 20 % sobre la mesa. Otra lleva cinco días de alzas desde que la vendí.

Monje: Déjala ir. En este mundo todo depende del destino. Lo que no es tuyo no puede forzarse.

Inversor: Quiero libertad financiera. Ruego al maestro que me señale el camino.

Monje: En ese caso, te ofreceré una fórmula de prosperidad.

Inversor: ¿Cuál es, maestro?

Monje: Sin rojo no compres. Sin verde no vendas.

Inversor: ¿Qué tan rojo? ¿Qué tan verde?

Monje: Nada más importa, solo aquello que te deje tranquilo.

El inversor despertó, inclinó la cabeza y rindió homenaje.

Publicado el: 1 de oct de 2025 · Modificado el: 26 de oct de 2025

Artículos relacionados