Buscar el motor interno que mantiene a Estados Unidos como superpotencia
En febrero de 2019 dediqué diez días a recorrer en coche la costa Este estadounidense: partí de Boston —cuna del Freedom Trail y capital académica— y llegué hasta Key West, el extremo sur del territorio continental. El periplo de unos 6,000 kilómetros me permitió atravesar las cuatro estaciones: campos nevados, colinas, praderas, bosques, llanuras, playas y el mar. Pasé por metrópolis y pueblos, granjas, huertos y ranchos; visité el Metropolitan Museum, caminé por Wall Street, conocí Harvard y el MIT, y respiré el aire latino de Florida. Fue un primer acercamiento a la geografía humana, los paisajes y la vida económica del Este.
Estados Unidos cuenta con 9.16 millones de kilómetros cuadrados, comparable a China, pero solo 326 millones de habitantes (2017), lo que se traduce en auténticos espacios abiertos. La vegetación del Este es exuberante: las carreteras están flanqueadas por bosques y praderas, con árboles centenarios por doquier. En estados sureños como Misisipi o Alabama, incluso los pueblos están llenos de cabañas de madera entre los árboles.
La mayoría de los estadounidenses viste de forma casual, a menudo con ropa deportiva, aunque se arreglan con esmero para la iglesia o los compromisos de negocios. La diversidad y tolerancia del país hace que cualquier estilo aparezca en la calle, con un toque especialmente llamativo en la moda latina.
Si la gastronomía china es “profunda y vasta”, la cocina estadounidense es, francamente, just so so. El origen está en el espíritu puritano de “comer para vivir”, no “vivir para comer”, de ahí los frijoles ácidos, las salsas picantes y dulces, o el atún insípido que no sorprenden a nadie. Con todo, las tradiciones llegadas de España, Italia, Francia, Tailandia o China amplían el repertorio culinario.
Las opciones de vivienda son igual de diversas: un penthouse en Manhattan puede costar decenas de millones de dólares, mientras que una casa encantadora en un pueblo de película ronda los 100,000. Sin embargo, muchos downtown se han convertido en refugio de personas sin hogar, con seguridad frágil y delitos violentos ocasionales, por lo que los asalariados prefieren trabajar en el centro y vivir en suburbios.
Estados Unidos es un país sobre ruedas. Las autopistas dominan al ferrocarril y cada familia suele tener un coche por persona, además de una pickup o una casa rodante para transportar cargas o viajar lejos. No es raro ver pickups remolcando caravanas, o motorhomes arrastrando coches pequeños. Abundan los estacionamientos y las gasolineras, así que combustible y aparcamiento no son preocupación. Aun así, buena parte de la red vial envejece. A comienzos de 2018, el presidente Trump propuso un plan de infraestructuras de 1.5 billones de dólares; los numerosos tramos en obras que crucé indican que la puesta en marcha va en serio.
La naturaleza norteamericana es pródiga: los surfistas de Miami y los pescadores expertos de Jackson impresionan por su equipamiento profesional y su pericia. El patrimonio histórico es más escaso, pero el país se afana en levantar museos. El Metropolitan de Nueva York figura entre los cuatro más importantes del mundo; además, abundan museos temáticos y parques de atracciones. La sede de Coca-Cola en Atlanta alberga un museo donde se prueban sabores gratuitos, y los parques Disney de Orlando siguen siendo el sueño infantil.
En la era posindustrial, las fusiones han reconfigurado sectores enteros. Energía, retail y logística presentan altos niveles de concentración, y los recursos TMT se agrupan alrededor de gigantes como Microsoft, Google o Amazon. Estos colosos y sus cadenas de suministro sostienen el empleo estadounidense.
La permanencia de Estados Unidos como superpotencia actual se apoya en algo más que monopolios o educación de élite. Brota de la ética puritana de vida sencilla y práctica; del Pacto del Mayflower y la Declaración de Independencia, que consagraron los derechos a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; y del credo moderno de autosuficiencia, esfuerzo y filantropía. En suma, el espíritu estadounidense.
Publicado el: 22 de feb de 2019 · Modificado el: 11 de dic de 2025