¿Seguiremos leyendo en profundidad?
Caminando por el gélido invierno de Hangzhou, vi una revista tirada al borde del camino que el viento frío hojeaba al azar. Se me vino a la mente una frase: «El viento claro no entiende de palabras, ¿por qué voltea el libro al azar?». Un poco más adelante me di cuenta de que hacía mucho que no leía un libro voluminoso.
En la niñez, los libros eran escasos: solo el manual de lengua y un libro de lectura extracurricular. Cada trimestre, cuando llegaban los libros nuevos, me los acababa de una sentada, y el resto del tiempo volvía a leerlos una y otra vez.
Con el auge de la literatura en línea, acceder a contenidos se volvió más fácil. Recuerdo que en la universidad tenía un MP4 de 4 pulgadas donde cargaba novelas en TXT; leía en silencio por la noche y, en un año, terminaba bastantes.
Más tarde, con la popularización del smartphone, la información se hizo aún más accesible. Toutiao, cuentas oficiales de WeChat, Weibo… cada día llegaba un aluvión de notificaciones. Leer se volvió una carga: cada noche abría cada cuenta con un punto rojo, miraba el título y lo daba por “leído”. Todo se volvió un producto de consumo rápido. En la oficina ya no se debatían asuntos nacionales ni temas candentes. Notabas que la opinión de Zhang era la de algún “experto” que viste ayer en WeChat, y las predicciones bursátiles de Li replicaban un largo hilo de algún influencer en Weibo.
Hemos entrado en la era del consumo rápido. Todo parece barato; leer casi no cuesta — y, sin embargo, se ha convertido en lo más derrochador de tiempo.
Quizá dentro de 30 años, cuando estemos cansados de la lectura rápida y queramos volver a la lectura profunda, ya no haya quien pueda escribir largos pasajes que describan bellos paisajes, sentimientos delicados o intrigas sutiles.
Quizá dentro de 30 años, como sugiere Nicholas Carr, acostumbrados al consumo rápido, la humanidad invente formas aún más veloces de adquirir conocimiento: un pequeño chip que almacene todo el saber humano en el cerebro. Las personas lo sabrán todo, los individuos serán indistinguibles, la comunicación innecesaria; nos volveremos como un árbol, creciendo en soledad.
«¡Dong, stop!»
…
«¡Don’t stop!»
Los abogados de ambas partes admitieron un malentendido.
Acuerdo amistoso.
Leo demasiado poco; parece que no puedo escribir algo realmente “sustancioso”. Hora de leer.~~
Publicado el: 30 de dic de 2018 · Modificado el: 11 de dic de 2025