El ser humano, nacido en soledad

Es una historia entre almas solitarias, pero la llamaron La forma del agua. Nunca entendí por qué. Quizás porque suena bonito, como una historia de amor.
Elisa, una mujer muda que trabaja como limpiadora, lleva una vida sencilla y solitaria. Aunque tiene dos amigos igualmente solitarios —Giles, un pintor gay, y Zelda, una mujer negra que también trabaja como limpiadora—, su momento favorito del día es estar sola en el autobús. Antes de la llegada del hombre-pez, su vida era tranquila: vestirse, cocer huevos… monótona pero plena.
La aparición del hombre-pez altera la paz de Elisa. No solo aparece un huevo extra en su lonchera, sino también un nuevo sentimiento en su corazón. Cuando Richard, el coronel cruel, maltrata al ser, Elisa sufre. Y cuando el general Hoyt ordena diseccionarlo, decide robarlo. Para otros es una locura, para Elisa, solo un plan más. Así que pide ayuda a Giles. Tras mucho esfuerzo, logran llevar al hombre-pez a su bañera. Consciente de que su vida pende de un hilo, Elisa planea liberarlo al mar por el canal el 10 de marzo. El ser cura su mutismo y también le roba el corazón. En el puerto, ella cae en sus brazos. Él la lleva al fondo del mar. Dos almas solitarias finalmente se unen.
El hombre-pez viene de Sudamérica. Los lugareños lo veneran como un dios no solo por sus habilidades milagrosas —hacer crecer el cabello, curar heridas, devolver la voz—, sino también por su rareza. Tiene emociones, se comunica, pero en la vasta inmensidad del océano no hay nadie como él. Un alma solitaria, sin pares, se acerca a los humanos. Los pueblos originarios lo respetan. Pero los hombres modernos, que ya ni creen en la Biblia, no creen en dioses. Richard lo lleva a un centro aeroespacial en EE.UU., no para estudiarlo, sino para extraer biomasa y crear armas biológicas para ganar la Guerra Fría. Tras el Sputnik, EE.UU. entra en pánico. Quieren usar a esta “bestia” para superar a la URSS. La ambición humana se convierte en la pesadilla del ser. Cadenas, descargas eléctricas, disección… la crueldad humana no tiene rival. Por suerte, no todos los humanos piensan igual: el espía y biólogo soviético Hoffstetler, también un alma solitaria, ayuda junto a Elisa a organizar una fuga secreta.
Pero sigue siendo un pez. Uno que come gatos. Cuando se come medio gato de Giles, este se indigna. El pez lo hiere levemente y luego baja a ver una película como si nada.
Un país extranjero, seco y árido, no es su lugar. En una noche lluviosa, con la ayuda de sus aliados, el hombre-pez se prepara para volver al mar. Pero Richard lo persigue. Dispara tres veces: dos balas al ser, una a Elisa. Richard nunca creyó que fuera un dios. Pensó que una pistola bastaba. Pero el hombre debería temer a la naturaleza. No se mata a un dios con una pistola. Con un aletazo, el ser acaba con Richard. Luego, con Elisa en brazos, se sumerge en el mar.
Quizás todos deban agradecer a Richard: fue él quien trajo al hombre-pez desde Sudamérica. Pero nadie lo quería. Ni Elisa, ni Hoffstetler, ni siquiera su superior, el general Hoyt, pese a que Richard perdió dos dedos en servicio. Richard odiaba la ciudad y a su gente. Quería escapar. Comprarse un coche nuevo, demostrar superioridad. Orinar frente a dos mujeres. Obligar a Hoffstetler a tocar la puerta de nuevo. Necesitaba sentirse por encima.
Zelda ayudó en la fuga; su marido ayudó a Richard. Llevaban décadas sin hablarse y cuando lo hacen, están en extremos opuestos. Dos extraños bajo el mismo techo. Por suerte, Zelda tenía a Elisa. Y al cocinero que le daba cigarrillos. Si no, ¿cómo habría seguido?
Giles vivía con Elisa pero no sentía deseo por ella. Era un hombre que amaba a los hombres. En tiempos de la fotografía, su arte perdió sentido. Ni siquiera podía pintar retratos familiares. Fracasado en lo profesional y en lo amoroso, solo el hombre-pez le devolvió algo: su cabello. Tal vez ese joven blanco, racista y homofóbico, acabe volviendo. Después de todo, ¿a quién no le gusta lo más joven?
Hoffstetler fue el más trágico: reclutado a la fuerza como espía, obligado a robar información, presionado para diseccionar al ser, asesinado por sus propios compatriotas. Un buen hombre, víctima de su época.
El ser humano nace solo. Se esfuerza por encajar, pero quienes están dentro siempre lo empujan hacia afuera. Quizás la soledad eterna sea el único verdadero destino de la humanidad.